La experiencia de aceleración de FuturLab: Construyendo un laboratorio de innovación para La Habana

El Centro Histórico de La Habana es un espacio de gran riqueza patrimonial y cultural, con un enorme potencial para fortalecer su desarrollo a través de nuevas formas de colaboración. Aprovechar estas oportunidades implica explorar enfoques innovadores que faciliten la articulación de actores y potencien la creatividad, generando así soluciones sostenibles para el territorio. En este contexto, surge FuturLab, cuyo propósito es consolidar un laboratorio de innovación abierta para diseñar y acelerar proyectos urbanos de manera colaborativa.

Esta iniciativa surge en el marco de la Aceleradora de Ciudades Hexagonales, la última fase del programa Ciudades Hexagonales, impulsado por CIDEU, en el marco del proyecto “El Centro Histórico de La Habana hacia un modelo de ciudad inteligente con énfasis en el fomento de la economía creativa”, implementado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y CIDEU, con financiación de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Barcelona. 

FuturLab busca convertirse en un espacio de experimentación y articulación, donde distintos actores —instituciones, comunidad y sector privado— puedan conectar y desarrollar soluciones para el Centro Histórico. Sin embargo, transformar esta visión en una estructura de trabajo concreta requería más que una idea bien formulada: necesitaba validación, iteración, experimentación y un enfoque ágil en la gestión del equipo.

Definir el reto y estructurar el trabajo

Desde su incorporación en la Aceleradora de Ciudades Hexagonales, el equipo de FuturLab trabajó en identificar y definir su reto central:

¿Cómo podríamos diseñar un ecosistema de innovación abierta que articule diferentes actores y acelere proyectos urbanos en el Centro Histórico de La Habana?

Esta pregunta permitió enmarcar su trabajo dentro de una lógica de acción y aprendizaje. En lugar de desarrollar una planificación extensa sin validación, la Aceleradora acompañó al equipo en ciclos cortos de experimentación (sprints), permitiendo que estructuraran su estrategia y avanzaran con base en aprendizajes continuos.

Iteración y validación: el proceso en la Aceleradora

Para desarrollar su piloto, el equipo atravesó tres sprints dentro de la Aceleradora, estructurados con metodologías ágiles que facilitaron el avance y la toma de decisiones.

Sprint 1: Estructurar la estrategia de gestión del laboratorio

En esta primera fase, el equipo trabajó en la estructura organizativa del laboratorio, identificando cuatro componentes clave:

• Diagnóstico: Identificación de actores y proyectos relevantes en el ecosistema del Centro Histórico.
• Planificación: Definición de una estrategia para coordinar iniciativas de innovación urbana dentro de la OHCH.
• Ejecución: Desarrollo del primer piloto para probar el modelo de articulación y vinculación.
• Monitoreo: Creación de mecanismos de seguimiento y aprendizaje continuo.

En este punto, además de diseñar la estrategia, el equipo comenzó a explorar herramientas colaborativas que facilitaran la organización del trabajo y la toma de decisiones conjuntas.

Sprint 2: Diseñar el primer piloto

Una vez definida la estructura general del laboratorio, el siguiente paso fue desarrollar un primer piloto que permitiera validar su enfoque en un escenario real. A través de ejercicios de co-creación, el equipo diseñó un formulario digital con el objetivo de recopilar información clave sobre actores interesados en formar parte de FuturLab.

Este formulario tenía un doble propósito:

• Identificar actores clave y sus expectativas respecto a la innovación urbana en el Centro Histórico.
• Comprender las necesidades y capacidades de quienes podrían involucrarse en la iniciativa.

Durante este sprint, además de validar el modelo de vinculación, el equipo comenzó a experimentar con dinámicas internas de trabajo más ágiles.

Sprint 3: Reflexión, ajustes y hoja de ruta

El tercer sprint permitió consolidar lo aprendido y definir los pasos siguientes. Durante esta sesión, el equipo realizó una revisión de los avances, identificando qué aspectos habían funcionado mejor y cuáles requerían ajustes.

Se establecieron mejoras en dos áreas principales:

• Ajuste del piloto: Se revisaron las preguntas del formulario para asegurar que generaran información valiosa y se definió una estrategia más efectiva para la recolección y análisis de datos.
• Optimización del trabajo en equipo: Se trabajó en la coordinación entre direcciones dentro de la OHCH, buscando mayor claridad en la distribución de roles y en los procesos de toma de decisiones.

Finalmente, se estableció una hoja de ruta para los próximos meses, asegurando la continuidad del proyecto y la escalabilidad del laboratorio más allá de la Aceleradora.

El valor del proceso: lo que FuturLab ha aprendido y aplicado

Más allá del piloto diseñado, el equipo de La Habana ha experimentado una transformación en su forma de trabajar y de entender la gestión de proyectos urbanos. Lo que FuturLab busca fomentar hacia el exterior —un modelo de innovación abierta y colaborativa— ha sido primero aplicado internamente en su propio equipo.

Este aprendizaje ha impactado en tres dimensiones clave:

• Validación en terreno: La planificación ha evolucionado desde un ejercicio teórico a una herramienta flexible y en constante ajuste, alineada con las dinámicas del contexto.
• Gestión ágil del equipo: Se han probado y adoptado herramientas que facilitan la organización y la toma de decisiones, permitiendo optimizar la colaboración entre direcciones dentro de la OHCH.
• Iteración como estrategia de mejora continua: Cada sprint ha permitido aprender de los avances y obstáculos, ajustando el camino sobre la marcha sin comprometer el propósito central del laboratorio.

Más que un proyecto, una nueva manera de trabajar

FuturLab ha evolucionado desde una idea conceptual hacia una estrategia concreta, con un piloto listo para implementarse y una hoja de ruta definida. Sin embargo, su mayor logro ha sido la incorporación de un enfoque ágil y adaptable, que le permitirá seguir ajustando y mejorando su implementación a medida que avanza.

A partir de ahora, el desafío es convertir esta primera validación en un ecosistema sostenible que impulse la innovación en el Centro Histórico de La Habana. La Aceleradora ha sido solo el inicio: el camino hacia la implementación de FuturLab sigue en marcha.

Este es el tercer post de una serie en la estamos documentando la Aceleradora de Ciudades Hexagonales, la última fase del programa Ciudades Hexagonales, impulsado por CIDEU. Esta actividad se realiza en el marco del proyecto “El Centro Histórico de La Habana hacia un modelo de ciudad inteligente con énfasis en el fomento de la economía creativa”, implementado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y CIDEU, con financiación de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Barcelona.

Puedes leer aquí el resto de los posts: 

1. Cuando las ciudades innovan en movimiento 
2. La brecha entre la planificación y la acción: cuando las ideas se ponen a prueba 

Este programa ha contado con cuatro fases, diseñadas por Hexagonal, capacitando primero a 42 ciudades en un curso online de innovación urbana, seleccionando y prototipando seis proyectos innovadores junto a cuarenta profesionales de la planificación estratégica urbana en un laboratorio de una semana en La Habana. Tras la elaboración de los prototipos, estos proyectos se han pilotado en entornos reales durante la Aceleradora. Además, durante el programa ha realizado un taller en el World Urban Forum 12 de UN – Habitat que se celebró en el Cairo, y socializó toda la estrategia y los proyectos con profesionales e instituciones de todo el mundo. 

Esta actividad se realiza en el marco del proyecto “El Centro Histórico de La Habana hacia un modelo de ciudad inteligente con énfasis en el fomento de la economía creativa”, implementado por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y CIDEU, con financiación de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Barcelona»