Transformando Ciudades a través del Diseño
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Por Gustavo Romanillos
Desde sus orígenes, la cartografía ha sido una de las grandes invenciones para explorar el mundo, una herramienta maravillosa que facilita la comunicación y el intercambio entre personas, que permite organizarnos y entender mejor el lugar que ocupamos, en el más amplio sentido. Mercator, el gran cartógrafo del s. XVI, dijo que los mapas eran los ojos de la historia. Es decir, el reflejo del conocimiento, las creencias, la política y, en definitiva, la cultura de una época. Y así sigue siendo. Los mapas son, quizá ahora más que nunca, el reflejo de nuestra sociedad actual, y también el de aquella hacia la que queremos transitar. Más que nunca porque su producción se ha democratizado. La cartografía ya no es una técnica o un arte al alcance de unos pocos, una herramienta selectiva de control territorial, militar o fiscal. Es una herramienta accesible a todas las personas, y estas son ahora las protagonistas de la cartografía contemporánea.
Las personas en el centro, con el permiso de las nuevas fuentes de datos, las otras protagonistas actuales. Así pues, la revolución de los datos ha dado forma a la cartografía actual, que no puede entenderse sin ella. Por un lado, los sistemas de sensorización y captura de datos en remoto han permitido obtener más información que nunca sobre el territorio, con una altísima resolución espaciotemporal. Imágenes satelitales, mapas de usos del suelo, modelos tridimensionales de las ciudades y del territorio en su conjunto, etc. Por otro lado, tenemos los datos que las personas generamos a través del uso de todo tipo de dispositivos digitales y conectados, una enorme huella digital registrada por aplicaciones y servicios digitales de todo tipo, que abarca cada vez más dimensiones de nuestra vida: datos sobre cómo nos movemos, a dónde y cuándo vamos, dónde dormimos, en qué lugares comemos, dónde y qué compramos, datos acerca de con quién nos relacionamos, acerca de nuestro estado físico, etc. Buena parte de estos nuevos datos están geolocalizados y, por ello, se convierten en potenciales ingredientes en la cada vez más variada cocina cartográfica.
Continuando con la metáfora, además de tener más y mejores ingredientes, también tenemos mejores utensilios de cocina. La irrupción en los años 1970s de los Sistemas de Información Geográfica (SIG), y su actual evolución, han sido claves para entender la producción cartográfica actual, que ha aumentado enormemente nuestra capacidad de análisis. Podemos explorar y relacionar datos como nunca antes, y esto nos permite el desarrollo de una ciencia cartográfica muy avanzada, que puede ser enormemente útil para la planificación y el diseño de las ciudades.
¿Y cuáles son pues los mapas de nuestra historia actual? A mi parecer, la cartografía contemporánea destaca por tres características sobre sus precedentes. La cartografía actual es/puede ser:
- Digital. El formato digital ha permitido hacer más accesible la cartografía, facilitando su accesibilidad, la realización de copias y su distribución. Pero en sí mismo, un mapa digital podría no ser muy distinto de un mapa convencional, en cuanto a que la información ofrecida es siempre la misma, es estática.
- Dinámica. En primer lugar, los mapas actuales permiten la navegación a través de ellos, desplazarse y explorar distintas localizaciones. Además, permiten hacerlo a distintas escalas, ofreciendo información cambiante en cada una de ellas. Los usuarios de los mapas observarán nuevas capas de detalle que aparecerán al acercarse o alejarse de las localizaciones. En segundo lugar, los usuarios pueden interactuar con los elementos. Pueden visualizar o desvisualizar capas, cambiar su transparencia para estudiar solapes, pueden seleccionar elementos particulares para obtener más información, por ejemplo, a través de ventanas emergentes. Esta experiencia permite que el mapa sea distinto para cada usuario en función de sus intereses. Fomenta además la curiosidad, la interacción llama a más interacción y está comprobado que los usuarios interactúan más con mapas dinámicos que con mapas estáticos. Finalmente, la cartografía actual es también dinámica en cuanto a que puede representar información cambiante a lo largo del tiempo. Un mismo mapa puede representar capas de información vivas, dinámicas, que se actualizan a lo largo del tiempo, convirtiendo al propio mapa en un elemento vivo y cambiante. Una herramienta no sólo de representación de una realidad dada, sino de monitorización de los cambios en la misma a lo largo del tiempo.
- Colaborativa: La cartografía actual no sólo es una herramienta de representación de datos, es también una herramienta de captura de datos. Las capas embebidas en los mapas pueden ser editadas por los usuarios, introduciendo nuevos elementos, o cambiando las propiedades de los mismos. Además, los mapas pueden abrirse a la participación pública, pueden ser editados por cualquier persona. Este es uno de los grandes cambios, frente a la centralización en la producción de cartografía o de información cartográfica, en épocas anteriores. Esta democratización ha permitido que los mapas puedan constituirse como herramientas centrales en procesos de participación ciudadana.
A continuación, veremos tres ejemplos de iniciativas cartográficas actuales, tres proyectos personales en base a mapas con las características mencionadas. El objetivo es que sirvan de ejemplo del potencial actual que la cartografía tiene para impulsar mejores ciudades.
- Proyecto León Emergente en Nicaragua.
El proyecto León Emergente se definió como un gran Atlas Digital, Dinámico y Colaborativo para la ciudad de León, en Nicaragua. Se trató de un proyecto de cooperación interuniversitaria, desarrollado entre la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en servicio a la comunidad universitaria, la alcaldía y la ciudadanía en general (Romanillos, 2016).
El proyecto consistió en desarrollar un Atlas digital en blanco, sostenido por una plataforma online (Figura 1) accesible a los ciudadanos. El atlas estaba compuesto por una serie de mapas vacíos, igualmente en blanco. Ahora bien, estos eran mapas colaborativos, semillas dispuestas a crecer, alimentadas por la participación ciudadana. Generadas las herramientas digitales, el trabajo comenzó a desarrollarse in situ, con el apoyo de un grupo de universitarios locales, que daban a conocer a la ciudadanía la iniciativa, incentivando su participación, y brindando apoyo en la misma, cuando era necesario.
Figura 1: Plataforma online del proyecto León Emergente.
En pocas semanas, la iniciativa logró capturar más información de la que la alcaldía había recabado hasta la fecha, sobre gran variedad de temas: comercios, centros sociales, restaurantes, bares, cafeterías o karaokes, centros deportivos, infraestructura de transporte, turismo, educación, salud o vivienda (Figura 2). Además, la plataforma incorporaba una sección dedicada a la comunidad, donde se recogían las fotos, el testimonio o las iniciativas de algunas de las personas que habían participado, haciendo la iniciativa suya, y estimulando a través de su ejemplo a otros ciudadanos, que animados por ellos participaron igualmente. Esto fue posible dado que la iniciativa creció en vivo, la plataforma no se creó para mostrar resultados, se creó para ser una herramienta de trabajo, para reflejar un proceso, mostrando los avances y los resultados parciales.
Figura 2: Mapas online colaborativos embebidos en la plataforma de León emergente (selección).
- Iniciativa Huella ciclista de Madrid.
La iniciativa Huella ciclista de Madrid nació con el objetivo de permitir que voluntarios ciclistas dibujasen colectivamente la gran huella ciclista reflejo de sus rutas a través de las calles de la ciudad. En el centro, una plataforma digital (Figura 3) albergando un mapa colaborativo que permitió compartir las rutas GPS, y visualizarlas a lo largo del tiempo. Los ciclistas podían ver todas las rutas compartidas por todos, y acceder a la información recopilada por una aplicación: el motivo del viaje del trayecto, su duración, su longitud, el género o el rango de edad del ciclista, etc. Permitió visualizar, por primera vez, las rutas reales de los ciclistas, hacer visible lo que hasta entonces era invisible, dotando de información enormemente útil para los planificadores de infraestructura ciclista (Romanillos, 2013, 2018).
Figura 3: Plataforma online de la iniciativa Huella ciclista de Madrid.
- Anillo azul de Oaxaca, México.
Un gran mapa dibuja un anillo azul que recorre los tres valles centrales de Oaxaca, alrededor de su área metropolitana. Este proyecto es el fruto de un taller universitario (Figura 4) en la Casa de la Ciudad (Oaxaca), promovido desde la Architectural Association School of Architecture de Londres, en colaboración con asociaciones locales. El objetivo fue pensar entre todos una solución al problema de la sequía estacional que sufre este estado de México, como alternativa a la solución de una gran presa lejana a la ciudad, de gran impacto medioambiental, social y económico.
Figura 4: Taller de trabajo y producción de cartografía en El Pedregal, Oaxaca.
El proyecto parte del trabajo desarrollado en la barranca de El Pedregal por una asociación que, generando pequeños embalses en los cursos de agua estacionales, acumula el agua suficiente para el riego durante todo el año, permitiendo la regeneración del ecosistema y el sustento de la agricultura, además de la autonomía en el consumo del agua de uso personal.
Junto con estudiantes e investigadores, se trasladó esta experiencia a otras posibles localizaciones alrededor del área metropolitana, extendiéndolo a todas las barrancas del entorno. Mediante modelos hidrográficos con SIG, se identificó la localización óptima de posibles embalses, y se calculó el posible volumen de agua acumulada para su uso, considerando los datos reales de evaporación y filtración de agua facilitados por la experiencia de El Pedegral. El mapa final (Figura 5) es la visualización de un escenario potencial, el reflejo de una idea, no un proyecto, que se convirtió en una imagen de gran repercusión local, una herramienta con la que las asociaciones trataron de plantear una alternativa viable, más sostenible.
Figura 5: Mapa final del proyecto Anillo azul de Oaxaca
Referencias:
Romanillos, G. (2013). Huella ciclista de Madrid (Madrid cyclist track). www.huellaciclistademadrid.es
Romanillos, G. (2016). Collaborative mapping of emerging cities in developing countries: the León Emergente project. Journal of Maps, 12, 584–590. https://doi.org/10.1080/17445647.2016.1239557
Romanillos, G. (2018). The digital footprint of the cycling city GPS cycle routes visualization and analysis [PhD Thesis disertation, Universiad Complutense de Madrid]. https://eprints.ucm.es/50818/
Iniciativa Huella ciclista de Madrid: https://huellaciclistademadrid.es/
Proyecto León Emergente: http://emergenteleon.org/ ,
https://www.facebook.com/profile.php?id=100070164669535
Taller en Oaxaca :
https://www.archdaily.mx/mx/869346/aa-mexico-visiting-school-2017-crafting-grounds
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Ciudades Hexagonales es un programa impulsado por CIDEU, diseñado y coordinado por Hexagonal LAB, financiado por la Unión Europea, con el apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Ayuntamiento de Barcelona.